Imagen de un crisol en el Códice Florentino Fuente: Raúl Ybarra |
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En 1758, el biólogo Carlos Linneo acuñó el término homo sapiens para aludir a la capacidad distintiva del ser humano, «el hombre que sabe, que conoce». En 1907, el filósofo Henri Bergson hablaba de la capacidad de crear objetos artificiales para controlar su destino y su entorno del homo faber, «el hombre que fabrica», término que venía usándose por diversos pensadores desde la antigua Roma hasta, por ejemplo, Karl Marx o Benjamín Franklin «el hombre es el animal que hace herramientas». Más tarde, en 1938, el historiador Johan Huizinga utilizó el término homo ludens «el hombre que juega» para poner en evidencia la importancia del juego en el desarrollo de los humanos. La tesis de Huizinga es que el acto de jugar es consustancial a la cultura humana y que, sin cierto desarrollo de la actividad lúdica, ninguna cultura es posible.
En 1758, el biólogo Carlos Linneo acuñó el término homo sapiens para aludir a la capacidad distintiva del ser humano, «el hombre que sabe, que conoce». En 1907, el filósofo Henri Bergson hablaba de la capacidad de crear objetos artificiales para controlar su destino y su entorno del homo faber, «el hombre que fabrica», término que venía usándose por diversos pensadores desde la antigua Roma hasta, por ejemplo, Karl Marx o Benjamín Franklin «el hombre es el animal que hace herramientas». Más tarde, en 1938, el historiador Johan Huizinga utilizó el término homo ludens «el hombre que juega» para poner en evidencia la importancia del juego en el desarrollo de los humanos. La tesis de Huizinga es que el acto de jugar es consustancial a la cultura humana y que, sin cierto desarrollo de la actividad lúdica, ninguna cultura es posible.
La importancia del juego,
del homo ludens, es que conecta la
capacidad de abstracción del homo sapiens,
con la de la utilidad buscada y la esencia práctica del homo faber que, mediante una espiral de descubrimientos e invenciones
va, paso a paso, gobernando su destino en una secuencia lógica que hoy
llamaríamos I+D+i (Investigación, Desarrollo e innovación). Gracias a su
capacidad para inventar la ficción, los sapiens crean juegos cada vez más
complejos, que cada generación desarrolla y complica cada vez más.
El hombre descubre cuando observa
por primera vez algo, o un fenómeno o le encuentra explicación a algo que ya
existía (hierro meteórico, el fuego tras el rayo, o el bosón de Higgs, por
ejemplo). Para el invento es necesario crear una técnica, un producto, una
herramienta que no existía antes (siguiendo con los ejemplos anteriores, la
metalurgia, la creación artificial del fuego o el acelerador de partículas).
Descubrimiento e invención
suelen estar unidos y, de hecho, ambos son fruto de la acumulación de
conocimientos y del perfeccionamiento de técnicas. Por ejemplo, para el
descubrimiento de la translación de la Tierra fue necesario inventar el
telescopio y la geometría y para el bosón de Higgs hubo que inventar el
acelerador de partículas. Para inventar la metalurgia, antes hubo que descubrir
los metales, uno a uno, y para replicar el fuego, antes hubo que descubrir las
causas de su formación y luego inventar como mejorarlo, aumentando su temperatura,
para ir dominando primero al cobre, luego al bronce y finalmente al hierro.
Es común asociar
la utilización del fuego y el uso de la rueda para transporte como los inventos
más importantes de la historia del género humano, pero no son comparables. Llevamos
utilizando el fuego hace al menos millón y medio de años y la rueda es
relativamente joven, con sólo 6.000 años de antigüedad. De hecho, se cree que
el uso de la rueda para la alfarería es previo al de elemento de transporte.
La rueda apareció
en el cuarto milenio adE. Los vehículos con ruedas fueron inventados en
Mesopotamia y se difundieron a Europa en un espacio de tiempo corto. Al
principio eran utilizados para fines rituales y ceremoniales. Los restos más
antiguos de transportes con ruedas se encuentran en tumbas y están
estrechamente ligados a su uso en la guerra. La innovadora rueda de radios, que
exigía un alto nivel de artesanía, fue utilizada primero en carretas de combate
durante el segundo milenio adE para crear vehículos ligeros y rápidos que
pudieran maniobrarse fácilmente durante la batalla.
Existe la idea de
que la rueda es una necesidad universal (tan crucial como el fuego) pero
recordemos lo reciente que es y que incluso no siempre fue visto así. No fue
hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX cuando se elevó la rueda al
lugar primordial que ocupa hoy por la importancia que cobraron los nuevos
medios de transporte. También existe la falsa creencia de que en América no se
conocía la rueda hasta la llegada de los españoles, sin embargo, existen
objetos de miniatura con ruedas y ejes que fueron fabricados allí desde, al
menos, el siglo IV dE. Por tanto, mucho antes de la llegada de los europeos, el
principio mecánico de la rueda era perfectamente comprendido y aplicado, aunque
nunca fue puesto en uso para el transporte, probablemente porque las
condiciones orográficas y la ausencia de animales de tiro adecuados no la
hacían lo suficientemente útil.
Está claro que no
todos los inventos tienen la misma relevancia para la humanidad. Según el
historiador Joel Mokyr, el progreso técnico se produce por la aparición de
macroinventos y microinventos:
Los macroinventos
son innovaciones radicales que afectan profundamente a las formas de producción
y cuya elevada rentabilidad estimula fuertes inversiones que difunden su uso.
Son innovaciones disruptivas, que cambian radicalmente la forma de hacer las
cosas. Desde este punto de vista, tanto la rueda como el fuego podrían
considerarse macroinventos.
Los microinventos
son las mejoras de detalle que se añaden al macroinvento, mejorando sus
prestaciones o adaptándolo a algún nuevo uso. Son innovaciones evolutivas que
se producen por la mejora gradual, muchas veces basadas en la mejora de los
recursos y los procesos. Así, la evolución hasta llegar, por ejemplo, a la
rueda de radios, o al mechero, es una secuencia de muchos microinventos —ya sé que lo del mechero es discutible como
macroinvento, pero reconozcamos que es muy útil—.
Durante la época
prehistórica tardía se logró una expansión del inventario de materiales a
disposición de los artesanos. A los materiales antiguos, como la piedra, madera,
hueso y fibras vegetales o animales, se le añadieron el cobre, bronce, oro,
plata, estaño, ladrillo y cerámica. Estas adiciones exigieron trabajar y modificar
los procesos de trabajo de estas sustancias naturales (minerales y arcilla)
antes de que fueran útiles para su uso. Hubo que idear procesos nuevos, como la
forja del metal y el moldeamiento y cocción del barro. A su vez, estas
innovaciones estimularon la invención de toda una gama de instrumentos
necesarios para transformar los materiales.
Las innovaciones
en el transporte terrestre comenzaron con la invención de trineos para acarrear
cargas pesadas y alcanzaron su cénit con la creación de vehículos con ruedas y por
tanto de los caminos que estos precisaban. Mientras, en los ríos y torrentes
aparecieron las primeras balsas, luego canoas y finalmente barcas, a las que más
tarde se incorporó la vela.
La introducción
de la agricultura aumentó y estabilizó el suministro de alimentos, facilitó el desarrollo
de asentamientos mayores, fomentó el desarrollo de sistemas de riego, y llevó a
la invención del arado y las herramientas asociadas con el cultivo, cosecha y
almacenamiento de cultivos. Éstos agricultores primitivos fueron los primeros
en habitar en viviendas permanentes, dotadas de utensilios de cocina, telas, cestos,
esteras y muebles y en realizar pinturas, perfumes, jabones y tintes.
Al final del catálogo de los logros
prehistóricos está la escritura. Este invento, que unía las habilidades manuales
con el intelecto de una forma única en la historia de la humanidad, también
exigía la creación de instrumentos físicos: tablas de arcilla y plumas. La
escritura marca el colofón de un periodo extremadamente productivo y fértil que
da el paso decisivo entre la Prehistoria y la Historia.
Fuentes de la bibliografía:
[3], [5], [7], [10], [11].
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